A fines del siglo XVIII, la Royal Society, era el epicentro de la actividad científica. De ella participaban eminencias como Isaac Newton, Robert Boyle (el descubridor de la ley del gas ideal) y Edmund Halley.

Uno de sus miembros, Sir Kenelm Digby, adquirió renombre por la formulación de una poción con fines curativos llamada weapon salve, con la cual declaraba haber curado a un herido en un duelo que los cirujanos reales habían dado por muerto. La sustancia incluía ingredientes tales como “musgo de la calavera de un hombre sin enterrar”. Lo más freak, sin embargo, era el método de utilización: el weapon salve debía ser aplicado a la espada que había infligido la herida, no a la herida, incluso kilómetros de distancia separaban a ambos.

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Bonus Track

Robert Hooke, otro ilustre miembro, construyó una cámara de vacío y se introdujo a sí mismo ante miembros de la Royal Society. Mientras los espectadores observaban con fascinación como se extraía el aire, el sistema falló. Ello evitó que Hooke se sofocara, y solo resultó temporalmente sordo.

Fuentes

Edward Dolnick. “The Clockwork Universe”. Ed. Harper Collins, 2011. ISBN 9780062042262 Localización Localización 752