En 1698, Pedro el Grande de Rusia ordenó que todos, salvo clérigos y campesinos, debían afeitarse la barba. La barba le parecía anticuada y “poco europea”. Los oficiales del zar tenían el poder de afeitar a quienquiera en la vía pública. Con posterioridad, el celo contra la barba aflojó un poco y se permitió conservar la barba si se pagaba un impuesto, lo que les daba acceso a un medallón de bronce que se debía llevar puesto en el cuello.

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Bonus Track

Pedro el Grande de hecho era grande: medía 2,04 m.

Fuentes

Mauricio Borrero. "Russia: A Reference Guide from the Renaissance to the Present". Ed. Infobase Publishing, 2009. ISBN: 9780816074754. Pág. 83 http://books.google.cl/books?id=dhm0cGdrTOIC&pg=PA83