En 1549, el príncipe Felipe, futuro Felipe II, visitó en Bruselas a su padre, el emperador Carlos V. Fueron ahí testigos de la más peculiar procesión:

A la cabeza marchaba un enorme toro cuyos cuernos ardían, entre los cuales también había un pequeño diablo. Detrás del toro, un niño cosido en una piel de oso montaba un caballo al que le habían cortado las orejas y la cola. Luego venía el arcángel San Miguel con ropas brillantes y con una balanza en la mano.

Lo más curioso estaba en un carro que llevaba la música más singular que se pueda imaginar. Tenía un oso que tocaba el órgano; en lugar de tubos, había dieciséis cabezas de gato cada una con su cuerpo confinado; las colas sobresalían y eran sostenidas para tocarlas como las cuerdas de un piano, si se presionaba una tecla en el teclado, se tiraba con fuerza de la cola correspondiente y se producía un maullido lamentable cada vez. El historiador Juan Christoval Calvete, señaló que los gatos estaban dispuestos correctamente para producir una sucesión de notas de la octava … (cromáticamente, creo).

Esta abominable orquesta se organizó dentro de un teatro donde monos, lobos, ciervos y otros animales bailaban al son de esta música infernal.

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Fuentes

1-

Joannes Christophorus Calvetus Stella. "El felicissimo viaie d'el muy alto y muy poderoso Príncipe Don Phelippe, hijo d'el Emperador Don Carlos Quinto Maximo, desde España à sus tierras dela baxa Alemaña : con la descripcion de todos los Estados de Brabante y Flandes". En casa de Martin Nucio, 1552. Págs. 74-75 https://books.google.cl/books?id=73lbAAAAQAAJ&pg=PA74 2-

Jean-Baptiste Weckerlin. "Musiciana, extraits d'ouvrages rare ou bizarre". París, 1877. Pág. 349.