“Déjame masticar lo que acabo de leer…”

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En Vermont la ley exige a las mujeres casadas el permiso escrito de su marido antes de comprar dentaduras.

La norma surgió en 1856 cuando Leonard Gilman fue convocado por la corte suprema del estado por el dentista de su esposa, Willis Andrus, después de que ella solicitó “una placa de dientes minerales” que nunca pagó. El caso (Gilman v. Andrus) dictaminó que:

“Los dientes artificiales deben considerarse necesidades, y por esa razón el esposo es responsable del pago cuando se los ha proporcionado a su esposa, particularmente si ella los conserva con su conocimiento, y él ha dado el dentista que les dio razones para creer, de una conversación previa con él, que ella estaba autorizada para contratarlos”.

En otras palabras, los esposos deben dar a los dentistas algún tipo de señal de que sus esposas pueden tener dientes falsos.

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Fuentes

Tyler Vendetti. "Don't Hurt a Sasquatch: And Other Wacky-but-Real Laws in the USA & Canada". Ed. Simon and Schuster, 2021. ISBN: 9781951511159. Pág. 79 https://books.google.cl/books?id=sPU1EAAAQBAJ&pg=PA79

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