En el Congo Belga, el incumplimiento de las cuotas de recolección de caucho se castigaba con la muerte. La policía debía proporcionar la mano de los ejecutados como prueba del disparo, de manera de cerciorar que las nada baratas municiones importadas desde Europa no se utilizaron para cazar. Resultado de esto, hubo escaramuzas entre aldeas vecinas para apropiarse de manos cortadas y completar con ellas las cuotas de caucho que les resultaban casi imposibles de cumplir.

Tan brutal fue este periodo, que la población original de quizás 16 millones de personas disminuyó a la mitad entre 1885 y 1908. Todo en nombre de la caridad. La tierra había sido asignada a la organización filantrópica Association Internationale pour l’Exploration et la Civilisation de l’Afrique Centrale.

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Fuentes

Hochschild, Adam. “King Leopold's Ghost: A Story of Greed, Terror, and Heroism in Colonial Africa”. Ed. Houghton Mifflin, 1999. ISBN 978-0-618-00190-3. Pág. 165