Tras la decisión del árbitro, quedaron 12 contra 11
Tras la decisión del árbitro, quedaron 12 contra 11
Tras la decisión del árbitro, quedaron 12 contra 11
En el fútbol el arbitraje muchas veces ha despertado sospechas, pero quizás nunca tantas como en una de las semifinales del Mundial de Italia de 1934. El local enfrentó al Wunderteam, encabezado por Matthias Sindelar, “El “Mozart del Fútbol”. De acuerdo con Josef Bican:
Cuando pasé la pelota al lateral derecho, uno de nuestros jugadores, Cicek, corrió por ella y el referee la cabeceó de vuelta a los italianos. ¡Fue increíble!
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El intelectual italiano Luigi Veronelli retrata así a Giuseppe Meazza: "También vi jugar a Pelé. Él no lograba el elegante estilo de juego de Meazza. Un día, en la Arena, fui testigo de un acto asombroso de Meazza: detuvo el balón con una chilena, elevándose a sí mismo dos metros del suelo. A continuación aterrizó con la pelota pegada a su pie, dribleó a un atónito defensa, y luego siguió para anotar un gol con uno de sus tiros emblemáticos, sardónico y preciso al milímetro". Instantes antes de patear, los pantalones de Meazza cayeron hasta sus tobillos. Fue gol de todas formas (hay cinco versiones de este suceso. Galeano añade que el arquero estaba “desarmado por la risa” para el momento del tiro, posiblemente motivado por el hábito de sobre-romantizar del escritor uruguayo).
Fuentes
David Arscott. "The World Cup, A Very Peculiar History". Ed. Andrews UK Limited, 2012. ISBN: 9781908759481 Localización: 280