Ahora, sanarlos, ni en pedos

Ahora, sanarlos, ni en pedos

Ahora, sanarlos, ni en pedos

Durante la gran plaga de Londres de 1665-66 aún campeaba la teoría miasmática de la enfermedad, y algunos médicos pensaban que diluir el aire contaminado con algo de similar potencia podría contrarrestar el maleficio. En consecuencia, aconsejaban mantener algún hedor pútrido listo para ir al choque. Podía ser una cabra en el interior y dejarla que apestara el lugar a sus anchas. Otros defendían el tirarse pedos dentro de frascos y sellarlos tan rápido como fuera posible, para inhalar el hedor cuando sospecharan de contacto con los patógenos letales.

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Fuentes

David Haviland. "Why You Should Store Your Farts in a Jar: and Other Oddball or Gross Maladies, Afflictions, Remedies, and "Cures"". Ed. Penguin, 2010. ISBN: 9781101478202. Pág. 22 https://books.google.cl/books?id=DJMN1jaqhWIC&pg=PT22

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