Durante la Segunda Guerra Mundial la Office of Strategic Services de Estados Unidos, antecesora de la CIA, planeó elaborar bombas antibuques con gatos vivos adosados, bajo la premisa de que rehúyen del agua y hacen lo posible por alcanzar cualquier cosa que flote. Las pruebas no cumplieron con las expectativas porque los gatos, “incluso sin estar expuestos a explosivos de alta potencia […] probablemente perderían la consciencia mucho antes de que un barco nazi pareciera un lugar de aterrizaje atractivo”.

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Fuentes

Anthony J. Nocella II, Colin Salter, Judy K.C. Bentley. "Animals and War: Confronting the Military-Animal Industrial Complex". Ed. Bloomsbury Publishing PLC, 2013. ISBN: 9780739186527. Pág. 9 https://books.google.cl/books?id=279nAgAAQBAJ&pg=PA9