A inicios de la Segunda Guerra Mundial, el médico polaco Stanisław Matulewicz descubrió que al inyectar personas con vacunas de tifus cargadas con bacterias muertas, se obtenían positivos en los tests que aplicaban los nazis. Matulewicz y su colega Eugene Lazowski inyectaron a cerca de 8.000 personas, para fingir una epidemia de tifus. Los nazis evitaron el área y salvaron así la vida de miles de judíos.

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Fuentes

Joseph H. McIsaac. "Hospital Preparation for Bioterror: A Medical and Biomedical Systems Approach". Ed. Academic Press, 2010. ISBN: 9780080465685. Pág. 22 https://books.google.cl/books?id=AfkOK8QugpQC&pg=PA22