“Algo así de mullido y giratorio no puede si no ser obra de Lucifer”

“Algo así de mullido y giratorio no puede si no ser obra de Lucifer”

“Algo así de mullido y giratorio no puede si no ser obra de Lucifer”

La primera silla de oficina moderna, la Centripetal Spring Armchair de 1849, permitía inclinarse en todas las direcciones, el asiento y las ruedas eran giratorias, y uno de sus modelos poseía reposacabezas y apoyabrazos.

Pese a todo, en el Reino Unido fue un fracaso comercial porque era demasiado cómoda. Los victorianos aristocráticos valoraban los asientos rígidos y sin apoyo que permitían demostrar refinamiento, fuerza de voluntad y moralidad a través de una postura erguida.

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Fuentes

Pynt, J., & Higgs, J. (2008). "Nineteenth-Century patent seating: too comfortable to be moral?". Journal of Design History, 21(3), 277-288 https://www.jstor.org/stable/25228593

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