Su majestad barrendera

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Puyi: de emperador de China a gobernante de Manchukuo a jardinero

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Puyi, el último emperador de China y colaborador de los japoneses durante la ocupación, acabó preso. Debido a su séquito de sirvientes nunca se había cepillado los dientes ni atado los cordones de sus zapatos. Sus torpes tratativas iniciales suponían un espectáculo hilarante para sus compañeros de celda. Jamás se acostumbró a cerrar las puertas tras de sí, a evacuar el retrete o a cortar el agua corriente. Luego trabajó como barrendero en las calles de Beijing. En su primer día se perdió y pidió ayuda a los transeúntes: “Soy Puyi, el último emperador de la dinastía Qing. Vivo con familiares y no encuentro el camino a casa”. De visita en la Ciudad Prohibida, mostró a un grupo de consternados turistas los objetos de las exhibiciones que había disfrutado en su juventud.

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Fuentes

Behr, Edward. “The Last Emperor”. Ed. Futura, 1987. ISBN 978-0-7736-8025-8. Pág. 314

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