Quedó la zorra
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En Esparta, todos los niños hombres de siete años eran enrolados en un servicio militar de una rigurosidad legendaria. Plutarco cuenta la historia de un niño que, durante su formación como guerrero, escondía bajo su túnica a un zorro que había robado, y como aguantó hasta la muerte sus arañazos y mordeduras para evitar ser descubierto.
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Fuentes
Plutarco, Vida de Licurgo, 18.1