“Y aprecie cuán civilizados somos”

“Y aprecie cuán civilizados somos”

“Y aprecie cuán civilizados somos”

Tras recolectar el oro y plata del rescate de Atahualpa, el emperador inca, Francisco Pizarro decidió ajusticiarlo de todos modos. No sin antes ofrecerle caballerosamente entre ser quemado vivo o bien convertirse al cristianismo y sólo ser estrangulado. Atahualpa eligió lo segundo, pues creía en la preservación del cuerpo tras la momificación.

Fue bautizado con el híbrido de Juan de Atahualpa, convirtiéndose en el monarca católico más efímero de la historia. Su cuerpo fue quemado de todas formas.

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Fuentes

David M. Crowe. "War Crimes, Genocide, and Justice: A Global History". Ed. Palgrave Macmillan, 2014. ISBN: 9781137037015. Pág. 53 http://books.google.fr/books?id=aynFAgAAQBAJ&pg=PA53