La cura del cáncer podría estar incubándose en su basurero

La cura del cáncer podría estar incubándose en su basurero

La cura del cáncer podría estar incubándose en su basurero

En el debut de la penicilina en Estados Unidos en 1942 la mitad del stock se dispensó en ese primer paciente. Aún no se descubría cómo escalar la producción. Nada que una cucurbitácea repulsiva no pueda solucionar. A lo largo de 1943, científicos de Peoria, Illinois, recolectaban muestras de suelo de todo el mundo a la siga de algún hongo del género Penicillium que sintetizara penicilina en forma generosa. Recibieron de Ciudad del Cabo, Chongqing y Bombay. Al final, la respuesta estaba en el patio trasero. Una dueña de casa de Peoria compró un melón mohoso, los científicos tomaron muestras por si las moscas y hallaron una especie 100 veces más productiva que la traída desde la patria de Fleming. Toda la producción industrial posterior deriva de esa fruta con vocación de basurero. Hay una buena probabilidad de que usted le deba su vida a ese melón. No quedan rastros de este decano de los antibióticos, me temo, porque tras extraer la muestra los técnicos del laboratorio engulleron el resto.

 

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Fuentes

Kevin Brown. "Penicillin Man: Alexander Fleming and the Antibiotic Revolution". Ed. The History Press, 2005. ISBN: 9780750953474. Pág. 226 https://books.google.cl/books?id=PP06AwAAQBAJ&pg=PT226

Vladimir Marko. "From Aspirin to Viagra: Stories of the Drugs that Changed the World". Ed. Springer Nature, 2020. ISBN: 9783030442866. Pág. 110 https://books.google.cl/books?id=YbTvDwAAQBAJ&pg=PA110

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