Si puedes cargar una lanza, puedes matar italianos

Si puedes cargar una lanza, puedes matar italianos

Si puedes cargar una lanza, puedes matar italianos

En su lucha contra la invasión italiana en 1936, Haile Selassie I, emperador de Etiopía, emitió esta orden a su pueblo:

“Todo el mundo será inmediatamente movilizado y todos los jóvenes suficientemente mayores como para cargar con una lanza serán enviados a Addis Abeba. Los hombres casados llevarán a sus esposas para que carguen con comida y para cocinar. Los hombres sin esposa se llevarán consigo a una mujer sin marido. Las mujeres con niños pequeños no es necesario que vayan. Los ciegos, aquellos que no puedan caminar, o por cualquier razón no puedan cargar con una lanza, están exentos. Cualquiera que sea encontrado en su casa después de recibir esta orden será ahorcado”.

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En 1966, Selassie viajó a Jamaica a conocer de primera fuente el culto suscitado en torno a su persona. Unos 100 mil rastafaris de todos los rincones de la isla se congregaron en la losa del aeropuerto a recibirlo. Y es que no todos los días el Mesías se apersona en tu terruño. Las humaradas de marihuana de tamaño comité de bienvenida casi amenazaban la visibilidad del aterrizaje. La muchedumbre sobrepasó las barreras, y el emperador tardó 45 minutos en asomar su sobrecogida humanidad por la puerta del avión. Al salir, el gentío respondió con un rugido “más fuerte que el sonido de los truenos desplegándose, más fuerte incluso que una explosión”, de acuerdo a la esposa de un ministro de gobierno. Rita, la futura mujer de Bob Marley, se convirtió al rastafarismo en esta visita, tras observar estigmas en la mano de su alteza. Los fieles aseguraban que cuando el Primer Ministro jamaiquino pisó la cola del chihuahua del emperador, Lulu, este respondió con el rugido de un león. El monarca, pese a todo, negaba su condición divina. En vista de que ello resultaba más bien inoportuno para la estructura religiosa organizada en torno a su persona, se corrió el rumor de que se trataba de un impostor.

Fuentes

Michael D. Stevenson. "Canada's greatest wartime muddle: National Selective Service and the mobilization of human resources during World War II". Ed. McGill-Queen's Press - MQUP, 2001 ISBN 9780773522633 Pág. 17 http://books.google.com/books?id=eol3LHaZQfwC&pg=PA17